Matilde vivió hace un par de siglos, nadie sabe su apellido, nunca tuvo familia conocida, era viuda y vivía sola junto a su hija Mónica. Su casa era una granja vieja, con techos altos y ventanas amplias, rodeada de verde y campo labrado, ella misma lo había labrado con sus manos cada madrugada, y se encargaba junto con su hija, de cuidar a cada animal que ellas críaban, con paciencia. Matilde tenía 28 años, era joven aún, había enviudado hace ya cinco años, cuando Mónica cumplió cinco, casi no recordaba mucho a Mariano, su esposo, prefería mantener el recuerdo para sus días tristes, y por ahora no tenía tiempo de andar triste. Aquella era una mañana de invierno, la casa de Matilde se calentaba con la temperatura de la cocina de leña - Agosto siempre fue un mes muy frío en la villa -, Mónica ayudaba con la juntada de leña por las tardes, apilaba los maderos y ramas secas y los dejaba cerca de la cocina. Matilde tomaba la leña suficiente para calentar agua y preparar la comida, e...
Soy investigador en salud global, me formé como tecnólogo médico y me entrené en enfermedades infecciosas y tropicales. Disfruto de mi familia, gusto de viajar y conocer gente, tengo mi martes casual y mi jueves de patas, soy fanático de mi trabajo y me divierte enseñar. También, soy adicto al café en todas sus versiones y suelo, de vez en cuando, ponerme a escribir.