Camila llegó el 2008 y como cada padre, creo yo, cuando una niña llega la alegría es mas que inmensa, pero aquí era la misma que con Mikel, no soy de los que piensa que uno es más o menos importante que el otro, ambos valen su sonrisa, una vida mía. Ella es diferente a su hermano, es preocupada en demasía por todo, por todos, super correcta y además ordenada, se fija en cada detalle. Recuerdo la mañana de este post, desayuno fuera de casa, taza favorita guardada por su tía favorita, peinado de no querer peinarse, ojitos de sorpresa, aun en pijamas con toda la dulzura que solo ella tiene, no es que sea mi niña, es la niña que abraza, quiere, encariña, engríe, sonríe, ríe, busca ser escuchada y escucha. Nunca cambies mi niña, crece pero sé para mí, la niña de mis ojos.
El nuevo normal es usar una mascarilla o un respirador, la epidemia de COVID-19 nos cambió la forma de ir a trabajar, y la forma de trabajar más aún para aquellos que proveen servicios de salud. No estamos en Arabia, estamos en Perú, pero para protegerse nuestra tecnóloga (Foto Izq. cortesía de Lic. TM. Cecilia Rojas) usa un pañuelo sobre la cabeza, anteojos y un respirador sofisticado al salir de su casa. Ella como muchos otros tecnólogos, se exponen cada día atendiendo personas infectadas con SARS-CoV-2, y muchas que podrían también estarlo. Toman muestras, no solo para COVID-19, también para muchos otros exámenes, sobretodo en pacientes hospitalizados graves. Muchos de estos pacientes tienen varias muestras al día para monitorear su estado clínico, eso incrementa la exposición de nuestros tecnólogos. Además, luego en el laboratorio deben procesar esas muestras, centrifugándolas, observándolas al microscopio y hasta cultivándolas. Todos estos procesos implican varios riesgos, pero...