Los últimos días fuimos testigos de como las autoridades de la Municipalidad de Lima Metropolitana (MML) y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) trataron de solucionar el impase del cerco perimétrico de la universidad, la cuál se afectaba en demasía, luego que durante una de las gestiones de alcaldes corruptos de la MLM, intentaron recortar parte del terreno de la UNMSM, porsupuesto con la venia de gestiones universitarias anteriores. La reacción del alumnado fue inesperada, hace mucho que no veíamos manifestaciones en favor de la universidad y a su vez en pro de la legalidad, esto trajo recuerdos de antes de los 90, épocas en las que el poder estudiantil en el medio social Peruano era indiscutible; esto me ha generado alegría y por supuesto, esperanza, en un tiempo en qué, la Mileniada domina la escena social.
El contexto político actual, dominado por la corrupción, más allá de las marchas en contra de la misma, -importantes por supuesto- no habían visto reacción particular en universidad alguna, menos en la emblemática UNMSM, en décadas, entonces ya era hora de despertar.
San Marcos siempre se caracterizó por ser una universidad representativa del Perú, en todos sus ámbitos, en sus aulas hay pobres y ricos, cholos y negros, mestizos e indígenas, costeños, serranos y charapas, sí, están todos, sea del norte, sur y centro, en su historia, larga, hay un Peruano de cada rincón del país. Entonces, no cabe duda que esta universidad es la mejor muestra para representar al Perú, sus necesidades y su sentir.
El reclamo por el cerco nos trajo dos cosas importantes, primero el reclamo público, de toda la universidad, de todos los estudiantes y segundo, un reclamo pacífico, calmado y a pesar de algunos chispazos, alturado. Muchos periodistas escribieron por allí, que los milenials habían despertado y que para sorpresa de muchos, los que parecían alejados de nuestra realidad, si la vivían y es más, estaban dispuestos a reclamar por sus derechos. Yo no creo que esto sea tan real, conozco de cerca a los estudiantes, soy profesor universitario hace más de dos décadas, y he sido parte de San Marcos en varias fases, como estudiante de pre y posgrado, y también como profesor y luego como investigador visitante, y puedo concluir que San Marcos está reviviendo, pero no porque haya estado muerta, si no porque a sus aulas ha vuelto gente con ganas de hacer las cosas bien nuevamente. Hubo un periodo de tiempo en que la universidad se apagó, la apagó el regimen noventero, acentuado luego con gobiernos que vieron a la universidad como una amenaza política, esto se acompañó de mucha adolescencia con falta de ciudadanía, en una sociedad con falta de responsabilidad ciudadana masificada e institucionalizada. Hoy San Marcos amenaza positivamente con ponerse los pantalones nuevamente, no solo para no dejarse pisotear, si no para velar porque allá afuera, en las calles, al lado de los ciudadanos, se haga lo correcto, se respete al Peruano, a todos los que aquí vivimos.
La Ciudad Universitaria de UNMSM a diferencia de otras muchas ha sido fruto de desatención, solo falta mirar alrededor, por ejemplo la PUCP --Susana Villarán le arregló las pistas alrededor en un santiamen-- entonces, he allí la señal de discriminación que emanan ciertas autoridades públicas, con nuestra plata. No digo, ojo, que la PUCP no merezca pistas bonitas y accesos públicos de calidad, los merecemos todos, y San Marcos no debería ser ajena al beneficio de las obras públicas, puesto qué allí conviven cada día, más de 50 mil personas, entonces se justifica plenamente que los accesos y la gestión del transporte en sus alrededores sea adecuado.
Los estudiantes de San Marcos no despertaron, simplemente encontraron su motivación nuevamente, encontraron su momento, un momento en el cuál no hay restricciones para su voz, un momento en que a pesar de que hay prensa vendida y comprada, ellos pueden ser escuchados a través de los múltiples mecanimos de comunicación que ahora existen y que pueden tranquilamente llevar su voz, sin costo a todo el mundo, sin necesidad de la opinión de gente de medios con intereses.
Ojalá este despertar no sea temporal y se convierta en una revolución de las buenas, que ayude a que el Perú sea mejor a partir de que sus jóvenes, sobretodo los universitarios, mejoren, se preocupen por su sociedad, por su tiempo y espacio. En muchos países modernos las universidades han sido y son el motor del cambio, del crecimiento y del desarrollo, no deberíamos ser la excepción. La lección que ahora nos da San Marcos es buena, ojalá se replique frente a tanta corrupción que frena nuestro desarrollo como país.