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Mostrando las entradas de 2016

La sonrisa alegre de Matilde

Matilde vivió hace un par de siglos, nadie sabe su apellido, nunca tuvo familia conocida, era viuda y vivía sola junto a su hija Mónica. Su casa era una granja vieja, con techos altos y ventanas amplias, rodeada de verde y campo labrado, ella misma lo había labrado con sus manos cada madrugada, y se encargaba junto con su hija, de cuidar a cada animal que ellas críaban, con paciencia. Matilde tenía 28 años, era joven aún, había enviudado hace ya cinco años, cuando Mónica cumplió cinco, casi no recordaba mucho a Mariano, su esposo, prefería mantener el recuerdo para sus días tristes, y por ahora no tenía tiempo de andar triste. Aquella era una mañana de invierno, la casa de Matilde se calentaba con la temperatura de la cocina de leña - Agosto siempre fue un  mes muy frío en la villa -, Mónica ayudaba con la juntada de leña por las tardes, apilaba los maderos y ramas secas y los dejaba cerca de la cocina. Matilde tomaba la leña suficiente para calentar agua y preparar la comida, ella

La corrupción en el sistema de salud pública no es sólo un asunto de funcionarios.

En estos dias los medios de comunicación y las redes sociales han inundado el espacio social con información, denuncias y demás, todo en referencia al escándalo asociado a la preventa de servicios de salud pública por parte de un asesor presidencial. Hay pruebas indiscutibles de qué, este asesor estaba negociando los servicios del Estado para beneficiar sus bolsillos y los de sus conocidos; esto, como muchos de los que hemos pasado por los servicios brindados por el estado, ya sea como usuarios y/o como trabajadores sabemos, no es cosa de este gobierno, ni es circunstancia novedosa, esto es el pan de cada día; a todo esto solemos llamarle burocracia a veces, y equivocadamente, por supuesto. Esta falta de transparencia, como se le llama internacionalmente, no es otra cosa que un asalto, un robo, una vil sustracción de los recursos del Estado, qué ojo, no son del estado, si no de todos los contribuyentes del estado, es decir, es dinero de todos nosotros, los ciudadanos que pagamos impue

Y un día, el presidente y sus ministros vivieron por un momento en el Perú

Esa mañana se avisoraba tranquila y apacible, nada parecía presagiar la tragedia aquella que más adelante relataremos. Era un lunes cualquiera, de aquellos que huelen a resaca mañanera, el Perú y Lima se levantaban con flojera inalcanzable y las tripas de la ciudad empezaban a llenarse de carros viejos y lentos, arrasados por taxistas que presurosos querían ganar más que una carrera, un rally. El presidente esa noche tuvo una pesadilla, se cayó de la cama asustado, en sus sueños se le había aparecido un ángel con cuernos y le había anunciado que un ateroma aórtico iba a acabar con su vida producto de una obesidad morbida, que en sueños insisto, lo asustó al extremo de despertarlo subitamente. El presidente agarró el celular, bueno el iPhone, y llamó a su primer ministro y vaya coincidencia, había tenido el mismo sueño y ambos asustados convocaron a una reunión de emergencia a todos los ministros. Pero había una indicación importante para la reunión, todos debpian venir vistiendo r

No es un asunto de una píldora, el asunto es que pasará cada siguiente día.

Nuevamente la píldora del día siguiente está en el ojo de la tormenta, la discusión se da entre fanáticos poco consecuentes, por un lado la iglesia católica, venida a menos gracias a los comentarios desubicados de sus autoridades, luchando por que el gobierno a través del ministerio de salud, prohíba el uso de, según ellos, la píldora abortiva. Por el otro lado, tenemos al poder judicial, quién ha ordenado la provisión puntual de estas píldoras como método de control de natalidad al que las mujeres tienen derecho, ojo que nadie habla del hombre en este tema. Más allá tenemos a grupos, que si bien no son católicos, se autodenominan, Pro-vida y están en contra, también, de la implementación de la píldora. Más allá, al rincón, pero no por eso un grupo pequeño, se encuentran los pro-derechos, un grupo que dice que las mujeres y demás tienen derecho a decidir, y en este caso, decidir si estar o no embarazadas, biologicamente hablando, derecho de evitar la fecundación, derecho de eliminar el

La enseñanza universitaria sufre de "bipolaridad", y hay casos graves de "multipolaridad"

El profesor Octavio se siente cansado, es martes y su lunes fue pesado en demasía, trabajó mucho, más allá de sus seis horas obligatorias por ley. Su lunes empezó temprano, llegó a Lima a las 5 de la mañana, venía de la sierra central, había estado dictando clases sábado y domingo todo el día, pues es profesor allá, y va cada fin de semana, viaja viernes por la noche y regresa el domingo, también por la noche. Su lunes fue más de lo mismo, llegó a casa 5.30am, se duchó luego de saludar a su esposa y ver a sus hijos aún dormir, luego salió corriendo al hospital, renegó un poco --Más de lo mismo en realidad-- del tráfico de Lima, llegó a su hospital y empezó su mañana tomando muestras en el laboratorio, luego procesó muestras y para la una de la tarde había terminado su turno. Luego salió corriendo nuevamente, compró su menú al paso y manejó raudamente desde el centro de Lima, en hora punta, hasta la avenida Grau, dónde tenía que dictar clase a las dos de la tarde. Octavio dictó hasta la

La amistad de ayer

Quien no recuerda sus días de infancia,  cuando la calle era el patio de juegos. La norma de los 70 y 80 era jugar con piedras,  ya sea al fútbol con dos rocas de arco o al trompo con una piedra para quitar la punta del clavo; y las canicas, compañeras inseparables de bolsillo. Época bonita y emocionante. Como no recordar los yankes, si esas sandalias inacabables hechas de llantas viejas,  con esas hasta se iba al colegio y la vergüenza era un sentimiento ajeno que nisiquiera estaba ligado a como te veías; mi madre solía decir: vergüenza se tiene para robar! Sabia frase que hoy en día ni se espera. Recuerdo a mis amigos,  la manchita con la que crecí. Jugando a la pelota con Denis,  Juaneco, Hugo,  Juan,  Freddy,  Kuke, Milton, Roberto. Y las chicas aquellas con las que alguna vez sonreímos con picardía pensando en lo atractivas que se iban volviendo,  Rosario. Nena, y Flor;  también las hermanas Yolanda,  si buenos tiempos. Esos amigos se quedaron en el camino,  unos crecieron y aho