Alguna vez decidí ser
laboratorista, si, ser una persona que sin importar la profesión en ese
momento, trabaje en un laboratorio analizando muestras y buscando analitos y
bichos, con la finalidad de resolver problemas, para ayudar a que la gente
tenga salud. Durante mi formación como tecnólogo médico pasé por varias etapas
importantes para mi formación, recuerdo que ya en muchos países se hablaba de
una epidemia, el VIH/SIDA, no había tratamientos ni vacunas, solo pruebas
serológicas para diagnosticarla, pero la prueba de ELISA era tan especial, que
solo se hacía en algunos laboratorios y además, solo algunos colegas tenían
acceso a realizarla. Recuerdo que de alumno, una clase muy esperada, era
justamente la clase de ELISA, en la misma te contaban la técnica detallas, la
graficaban en una pizarra con tizas de colores y tú terminabas anonadado y
feliz, por tremenda clase de inmunología. Ya en el internado y como tecnólogo
en el mismo hospital, aprendí que el lugar donde se hacía esta prueba de ELISA
era un sitio especial, era el laboratorio de inmunología, en él, la Sra.
Rosalva y el Sr. Verita, hacían la prueba, ellos tenían acceso a puntas nuevas
de pipetas, también a guantes a discreción y bolsas rojas para eliminar
deshechos. Desde otros laboratorios solían enviar muestras sospechosas o
confirmadas de tener VIH al laboratorio de inmunología, también enviaban sus
deshechos contaminados, porque allí se procesaba lo peligroso, te podías
infectar. Los demás laboratorios no tenían el mismo nivel de cuidado y precaución,
inclusive en otros laboratorios, cuando había una muestra de una persona VIH
positivo, se le marcaba de rojo y se separaba la punta, la misma que era luego
descartada en el lugar especial. No fue sino hasta que por allí algunas
personas se pincharon pero sin infectarse, que el tema de bioseguridad caló con
fuerza en todos, en ese momento todos pedían bolsas rojas y puntas descartables,
usaban guantes y demás, antes decían que les estorbaban, ahora los necesitaban,
fue difícil convencer a los de logística que ahora se necesitaban más guantes y
bolsas rojas, tomó su tiempo.
Este trabajo peligroso me llevó a recordar lo que hice en la universidad
en una práctica, si, como alumnos trabajamos con cultivos puros de Bacillus anthracis, más conocida en el
mundo como ántrax, aquella arma biológica famosa después de que unos
terroristas bombardearon las torres gemelas. Y no lo sentíamos como peligroso,
pero cualquier tecnólogo o científico de hoy, tendría pánico de siquiera
acercarse a un cultivo puro de esta bacteria, causante del carbunco en ganado
vacuno y otros; nosotros alumnos tranquilos y avezados, no medíamos el riesgo
con el nivel que lo podríamos medir ahora.
Hoy después de 20 años de carrera me doy cuenta que esta, la carrera de
ser laboratorista es una carrera de mucho riesgo, tan o más peligrosa que
cualquier deporte extremo, quizá más arriesgada que estar en medio de una
guerra o tan estresante como ser cocinero en Tokio y preparar pez globo, pero a
la vez tan excitante y bonita como cualquier placer humano. Si es una carrera
riesgosa, pero es una de las buenas. Eso lo viven hoy cada uno de mis colegas
en el campo, están todo el día al lado del peligro, esta vez es un virus, la
próxima vez ¿qué será?, pero de hecho que habrá próxima vez. Cada día, en cada
laboratorio, la gente que allí trabaja se juega la vida, sí, así de sencillo y
fuerte, se juega la vida. ¿Quieren ejemplos? Hay muchos, trabajar con cultivos
de ántrax en la sierra podría matarte en pocas horas; trabajar con cultivos de brúcela,
podría causarte fiebre malta, pero en dosis alta puede causarte la muerte;
trabajar con cultivos de micobacterias tuberculosas podría causarte una
infección resistente y hasta incurable, la muerte incluso, tomar una muestra de
un paciente de COVID-19 podría también infectarte, y así podría seguir
relatando cada uno de los procedimientos peligrosos con los que se trabaja en
un laboratorio de diagnóstico. Emocionante verdad!!
A pesar de eso, ese riesgo es bueno, lo vives de vez en cuando porque es
la forma más adecuada de ayudar a salvar vidas, lo bueno de saber que trabajas
al lado del peligro, es que estás entrenado en bioseguridad y que la practicas.